En Cañada del Provencio, una aldea de Molinicos, recuerdo unos rosales creciendo sobre la pared de una fuente. Su agua clara y muy fresca. A varios niños jugando alrededor y acariciando animalillos.
Los pétalos de rosa caen sobre la fuente, y un ingenuo gato quiere coger alguno.
Una pequeña lagartija escondida en algún lugar de la fuente…
Los niños( mi hijo y dos sobrinos), una niña saltando, y yo mismo, de niño, pintando garabatos…
El gallo, desde arriba, observa la escena, y a lo lejos , irrumpen con su estruendo los toros del tío Quico.
¡Quién de niño no pretendió acariciar a algún gatillo, o a algún cordero, jugar a las tres en raya, hacer garabatos en la pared, o saltar desde unos escalones…!
Recuerdos reales e imaginarios evocando el pasado.
Dedicado a mi familia, a Molinicos, y a todo espectador partícipe de la ilusión pictórica.